El siguiente texto corresponde al sermón del Obispo Presidente Michael Curry durante la Oración de visión, testimonio y justicia cerca del Centro Residencial T. Don Hutto en Taylor, Texas, el 8 de julio de 2018.

El video está disponible aquí.

Y ahora, en nombre de nuestro amoroso, liberador y vivificante Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

Antes de compartir algunas reflexiones, quiero agradecerles, todos ustedes están bajo el sol, serán pocas, confíen en mí. Quiero agradecer a todos los que han hecho esto posible, Megan, el Obispo DeDe y Winnie, a todos los que han hecho esto posible, y quiero darle las gracias especialmente a esta comunidad, a aquellos que han ayudado en la obtención de los permisos para que pudiéramos llevar a cabo nuestro testimonio de oración y fe con decencia y orden. Además, solo quiero dar una palabra de gratitud al alcalde y al alcalde pro tempore que vinieron a recibirnos.

Permítanme decir que no venimos con odio. No venimos con intolerancia. No venimos para humillar a nadie. Venimos a confortar a todos. Venimos en amor. Venimos en amor porque seguimos a Jesús. Y Jesús nos enseñó el amor. Ama al Señor tu (Dios). Y ama a tu (prójimo). Ama a tu vecino liberal. Ama a tu vecino conservador. Ama a tu vecino demócrata. Ama a tu vecino republicano. Ama a tu vecino independiente. Ama a tu prójimo a quien no te gusta. Ama al vecino con el que no estás de acuerdo. Ama a tu vecino cristiano. Ama a tu vecino musulmán. Ama a tu vecino judío. Ama a tu vecino palestino. Ama a tu vecino israelí. Ama a tu vecino refugiado. Ama a tu vecino inmigrante. Ama a tu vecino, el guardia de la prisión. ¡Ama a tu prójimo!

Venimos en amor, en amor. Yo diría que las enseñanzas de Jesús de amar a Dios y amar a nuestro prójimo son el núcleo y el corazón de lo que significa ser un seguidor de Jesucristo. Y debemos ser personas que reclamen el cristianismo desde su modalidad popular, desde la manera en que a menudo es percibido y presentado, un estilo de cristianismo que luce en sí mismo como Jesús. Y Jesús dijo: ama a Dios y ama a tu prójimo. Venimos en amor. Ese es el núcleo de nuestra fe. Ese es su corazón. Y venimos, porque somos cristianos y el camino del amor exige que seamos humanitarios. Requiere que cuidemos a aquellos que no tienen a nadie que los cuide. Y venimos, porque no creemos que una gran nación como ésta separe a niños de sus familias. Venimos, porque creemos que esta nación concebida en libertad, fue dedicada a la premisa de que todas las personas son creadas iguales. ¡Creemos que debemos llamar a esta nación, Estados Unidos de América, de vuelta a su alma! Estamos aquí porque amamos a esta nación. Porque si realmente amas a alguien, no los dejas en la condición en que están. Usted los ayuda a convertirse en su mejor versión. Estamos aquí para salvar el alma de los Estados Unidos de América. ¡Salva el alma de los Estados Unidos de América!

Ahora, permítanme aclararlo brevemente de la siguiente manera. Si usted desea tener un símbolo para los Estados Unidos de América, vuele a Nueva York en alguna oportunidad. No estoy hablando de la ciudad de Nueva York como el símbolo de Estados Unidos. Es un lugar agradable, pero no estoy seguro de querer señalar eso. Quiero decir que es un lugar maravilloso, buenas personas, pero el puerto, si usted vuela sobre el puerto, dependiendo de su aproximación, y yo lo hago todo el tiempo, generalmente porque vengo desde Raleigh, Carolina del Norte. Yo tengo que mirar hacia el lado izquierdo del avión, y cuando lo hago, mientras el avión está acercándose al aeropuerto de La Guardia, usted verá una gran estatua verde. Es una estatua de mujer y tiene una antorcha en la mano, levantada, y un libro en la mano, y en ese libro están inscritas las palabras, 4 de julio de 1776. Debemos salvar el alma de los Estados Unidos de América mediante un llamado a volver a su núcleo, a sus valores fundamentales que no siempre ha cumplido, pero que, no obstante, siguen allí. Y el 4 de julio de 1776, si recuerdo mi historia correctamente, en ese día se emitió una Declaración de Independencia. Ahora somos amigos de Gran Bretaña, ahora, pero en aquel entonces teníamos algunos problemas. Y en ese día, en la Declaración de Independencia, usted encontrará estas palabras: “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres”, todas las personas, todas las personas, “son creados iguales”.

No solo los estadounidenses, no, sino todas las personas, sin importar de dónde vengan. Gente de Honduras, gente de México, gente de Costa Rica, gente de Venezuela, gente de Asia, gente de África, gente de Europa, todas las personas son creadas iguales. ¡Todas!

Pienso que eso son los Estados Unidos de América. Y luego el texto continúa en la Declaración de Independencia, “todas las personas son creadas iguales; que son dotadas por su Creador”, no por el Congreso, ni por un parlamento, ni por un potentado, ni por un presidente, dotadas por el Creador, “de ciertos derechos inalienables” – derechos inalienables, que no se pueden resumir o no se pueden modificar porque provienen de Dios. La vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, ESE es el estilo estadounidense. Venimos en amor. Venimos porque creemos en amar a tu prójimo. Y venimos porque amamos a Estados Unidos y queremos que Estados Unidos sea fiel a su yo superior.

Pero permítanme continuar porque realmente estoy llegando a la conclusión. En esa misma Estatua de la Libertad hay un poema compuesto por Emma Lazarus. Y estas son las palabras, no estoy inventando esto, está en la Estatua de la Libertad. ¡Usted no puede conseguir algo más estadounidense que esto! ¡Entonces, estadounidenses, escúchenme bien! Estas son las palabras en la Estatua de la Libertad:

No como el mítico gigante griego de bronce,
De miembros conquistadores a horcajadas de tierra a tierra;
Aquí en nuestras puertas del ocaso bañadas por el mar se yergue.
Una poderosa mujer con una antorcha cuya llama
Es el relámpago aprisionado.
Y su nombre…

Escúchame Estados Unidos de América.

Su nombre es Madre de los Desterrados. Desde el faro de su mano
Brilla la bienvenida para todo el mundo; sus templados ojos dominan
Las ciudades gemelas que enmarcan el puerto de aéreos puentes.

Y esto es lo que ella dice:

“¡Guardaos, tierras antiguas, vuestra pompa legendaria!” grita ella.
“¡Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres
Vuestras masas hacinadas anhelando respirar en libertad
El desamparado desecho de vuestras rebosantes playas
Enviadme a estos, los desamparados, sacudidos por las tempestades a mí.
¡Yo elevo mi faro detrás de la puerta dorada!”

¡Estados Unidos de América! ¡Estados Unidos América! Significa bienvenidos! ¡Bienvenidos! ¡Vengan, hijos de Dios! Estados Unidos de América significa bienvenida. Venimos porque somos personas de amor. Amamos a quienes buscan refugio de la guerra, la violencia y las dificultades. Venimos porque queremos que Estados Unidos sea realmente grandioso. Alexis de Tocqueville vino y pasó un tiempo en los Estados Unidos durante el siglo XIX. Viajó por el territorio, y se encontró y escuchó a los pueblos de esa tierra, a los pueblos originarios de las tierras. Las otras personas que no eran indígenas, o nativos, que emigraron al territorio – que alguien me ayude – toda la gente que conoció, conoció a esclavos y esclavos libertos, conoció a nativos americanos y su gente, conoció a estadounidenses europeos que habían venido hasta aquí, huyendo del hambre, huyendo de la persecución, se encontró con los pueblos de Estados Unidos de América, y de Tocqueville escribió, y cito: “Este país es grande porque es bueno”. ¡Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grandioso, al hacer que Estados Unidos sea bueno, al hacer que los Estados Unidos sea amable, al hacer que Estados Unidos sea justo, al hacer que Estados Unidos ame! ¡Hagamos que Estados Unidos sea grandioso otra vez!

¡Dios les ama! ¡Dios les bendiga! Y no se rindan, ¡no se cansen! ¡Dios les bendiga!

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[Episcopal News Service – General Convention 2018]