Curry, Griselda and Gray-Reeves

El Obispo primado Michael Curry y el Obispo Gray-Reeves, de la Diócesis de El Camino Real, felicitan a la obispa de Cuba, María Griselda. Luego de que la Cámara de Obispos aprobara por unanimidad el 10 de julio recibir nuevamente a Cuba en la Iglesia Episcopal. Foto de David Paulsen/ENS.

[Episcopal News Service – Austin, Texas] La Cámara de Obispos de la Iglesia Episcopal aprobó por unanimidad el 10 de julio admitir —o readmitir, realmente— a la Iglesia Episcopal de Cuba como una diócesis de la Iglesia Episcopal. La Diócesis de Cuba formará parte de la II Provincia.

“Siento el soplo del Espíritu Santo. Gracias a todos por el apoyo ahora, pero realmente por el apoyo de todos estos años”, dijo la obispa de Cuba Griselda Delgado del Carpio en español a través de un intérprete. Ella dedicó un momento a recordar las generaciones pasadas que habían anhelado la reunificación, “aquellos que sufrieron pero siempre esperaron regresar a la Iglesia”.

Delgado recibió una ovación de pie, y compartió muchos abrazos al tiempo que el obispo primado Michael Curry le pedía que se sentara en la mesa No. 7.

La reunificación se demoró en llegar. En respuesta a la geopolítica de la época, la Cámara de Obispos aprobó en 1966 separarse unilateralmente de la Iglesia Episcopal de Cuba.

Cuba bishop

Jose McLoughlin, obispo de Carolina del Norte Occidental, escolta ala obispa de Cuba, Griselda Delgada del Carpio, hasta el frente de la Cámara de Obispos luego de la votación para readmitir a la Diócesis de Cuba. Foto de David Paulsen/ENS.

La Cámara de Obispos “apuñaló a Cuba en el corazón” y ella se negó a morir”, dijo Leo Frade, obispo jubilado de la Florida, un Cubano que tenía 23 años cuando la Cámara aprobó la expulsión de Cuba.

“La Cámara de Diputados no hizo nada, la Cámara de Obispos actúo… fue una acción inconstitucional de la Cámara de Obispos que no tenía ninguna autoridad para expulsarnos”, dijo lloroso Frade. “Como cubanos, los cubanos rehusamos morir. La realidad es que la Iglesia de Cuba sigue viva y pertenece aquí”.

Al comienzo de la 79ª. Convención General, el Comité de la Iglesia Episcopal en Cuba se enfrentó con cuestiones constitucionales y canónicas respecto a si la Convención podía decidir ahora admitir a Cuba, o si exigiría que se hiciera un cambio constitucional luego de dos convenciones consecutivas.

Al final, la Convención decidió de manera semejante a como lo hizo en 2003 cuando readmitió a la Diócesis de Puerto Rico en la Iglesia Episcopal. La Diócesis de Puerto Rico había sido desde 1979 una diócesis extraprovincial sujeta a la autoridad de la IX Provincia. En la década del setenta, se esperaba que Puerto Rico, Cuba y otras diócesis del Caribe llegarían a formar una nueva provincia de por sí, aunque eso nunca llegó a suceder.

La Iglesia Episcopal de Cuba, anteriormente un distrito misionero, ha funcionado como una diócesis autónoma de la Comunión Anglicana bajo la autoridad del Consejo Metropolitano de Cuba desde que se separó de la Iglesia Episcopal en EE.UU. en 1967.

El obispo de Nueva Jersey,  William Stokes (“Chip”), presidente del Comité de la Iglesia Episcopal en Cuba, le imprimió un sentido de urgencia en [la Cámara de] Obispos para que aprobara la Resolución A238 tal como había sido enmendada.

“El gobierno de Cuba es a veces menos estricto hacia las iglesias”, dijo, añadiendo que las políticas de EE.UU. son impredecibles.

La [Resolución] A238 establece las condiciones de la reunificación; que ahora pasa a la Cámara de Diputados.

La Cámara de Obispos tomó su decisión en 1966 en respuesta a los efectos de la revolución cubana y la reacción de Estados Unidos. La revolución cubana, liderada por Fidel Castro, comenzó en 1953 y duró hasta que el presidente Fulgencio Batista fue expulsado del poder en 1959. El gobierno autoritario y anticomunista de Batista fue reemplazado por un estado socialista, el cual se alineó en 1965 con el Partido Comunista.

En 1961, [el gobierno] había cerrado y expropiado las escuelas episcopales en Cuba y muchos clérigos y sus familias se vieron desplazados. Algunos permanecieron en Cuba; otros regresaron o emigraron a Estados Unidos. Algunos clérigos que se quedaron en Cuba fueron encarcelados, ejecutados o desaparecieron. [Algunos] edificios de la Iglesia se cerraron y quedaron abandonados. La Iglesia se polarizó políticamente, [con el consiguiente] sufrimiento de sus clérigos y líderes laicos. Pero la Iglesia continúo en las salas de las abuelas, que celebraban oficios de oración y estudios bíblicos en sus casas. A través de ellas se transmitió una historia de dolor y de fe.

La Iglesia Episcopal de Cuba remonta sus orígenes a una presencia anglicana a partir de 1901. En la actualidad hay unas 46 congregaciones y misiones que atienden a unos 10.000 miembros y a más amplias comunidades. Durante los años sesenta, el gobierno de Castro comenzó a perseguir la religión, encarcelando a líderes religiosos y creyentes, y no fue hasta que el papa Juan Pablo II visitó Cuba en 1998, la primera visita de un papa a la isla, que el gobierno comenzó a mostrarse más tolerante en materia de religión.

– Lynette Wilson es reportera y jefa de redacción de Episcopal News Service.

This post appeared here first: Los obispos aprueban por unanimidad admitir a Cuba como diócesis

[Episcopal News Service – General Convention 2018]